Conexión Democrática 
Por José Gregorio Gómez  

En 18 años de la vida de Venezuela el sector de oposición no ha parado nunca de luchar contra el castro comunismo que ha pretendido enraizarse en nuestra nación.

El chavismo que se hizo a sí mismo a la sombra de la dictadura cubana tenía una ventaja sobre sus opositores, tenía a Chávez. Un líder carismático, venido a triunfar por el aura de enviado del cielo.

Chávez fue para las clases pobres venezolanas un bálsamo, un padre, que las envolvió y manipuló con un discurso cargado de la misma rabia que venían acumulando los ciudadanos desde el inicio de nuestra historia colonial.

La rabia sembrada con desprecios, separaciones y privilegios, que se daban por distintos rasgos de segregación.

Allí se incubó el chavismo. Y allí se suicidó su mal llamada revolución. En la rabia que quiso interpretar y usufructuar.

La revolución se pasmó porque se traicionó a sí misma.

En estos 18 años la oposición democrática de este país se ha comprometido con la salvación de la nación. Con líderes obstinados, que no nacieron ayer ni se levantaron sobre cinco minutos de gloria, sino sobre una disposición innata para la lucha por ideales, democráticos en este caso.

Aquí nadie es inocente, pero no todos somos culpables.

La democracia venezolana era imperfecta, pero también profundamente perfectible. Y me atrevo a decir que a pesar del régimen que pretende subyugarnos, esta democracia se ha fortalecido y lo seguirá haciendo hasta que se reinstaure la libertad plena de la Patria.

En estos 18 años hemos hecho de todo. Hemos tocado fondo. Muchas veces perdimos, pero cuando ganamos lo hicimos en grande.

La gente quiere firmar. Y eso es bueno, pero no solo porque esa sea una vía para salir de Maduro, sino porque la gente desea y necesita que la escuchen.

Escuchar significa el reconocimiento del otro y la valoración de su contenido, de lo que se dice pues.

Firmaremos y seremos escuchados y entonces. .. triunfaremos.